Día del Padre: Celebrar o Reivindicar. Por Poli (Padre, y maestro jubilado)


Como maestro, hace años que en el colegio dejé de realizar actividades con mis alumnos-as, referentes al día del padre; pero siempre respeté, el que lo hicieran o no mis compañeras. Y por supuesto en lo privado, en la familia o en el Corte inglés, me es indiferente que se celebre este día, el del abuelo, San Valentín…y vayan a celebrarlo al citado centro comercial o a otro, al restaurante de la esquina o al de en frente, en casa o donde les plazca. 

A mi mismo me encantaría un detalle de mis hijos: un beso, un abrazo, una llamada…que valoren mi paternidad, pero no solo este día, sino todos los días del año, porque yo los amo y me preocupo por ellos cada día, estén o no conmigo. 

Yo, por estas fechas solía trabajar la entrada de la primavera, los equinoccios, inclinación del eje de La Tierra, la floración… y la protección del planeta. 

Como postura del centro educativo solíamos celebrar el día de la paz, los carnavales, final de curso o San Isidro. Me encantaba enseñarles a bailar el chotis. 

Personalmente, sin que fuera postura de centro y asistido por la libertad de cátedra que me otorga el poder trabajar en un colegio público sin ideario religioso…, he celebrado también con mis alumnos o he marcado un día: para los derechos humanos, trabajando la igualdad, el respeto a otras razas, culturas u orientaciones sexuales (por supuesto sin fomentar ni aconsejar ninguna de ellas, como nos acusan los enfermos del patriarcado). Sólo he trabajado el respeto a los diferentes. Y he querido que mis alumnos-as tomaran conciencia de que son unos privilegiados comparados con de los niños-as del tercer mundo que son mayoría. No todos los niños-as comen a diario o tienen un grifo en casa donde sale agua. Tienen que ir a buscarla, normalmente las niñas, porque sus padres o hermanos hacen otros trabajos y van lejos hasta un río, manantial… con peligro de ser atacadas por algún animal salvaje o por el más depredador de todos, algún hombre desalmado. 

También he celebrado el día del trabajo, mostrando los hechos históricos de su origen y explicando porqué sus padres y yo mismo cuando falto por una huelga, seguimos luchando por nuestros derechos como trabajadores, porque yo también tengo hijos que alimentar. 

He querido que mis alumnos tomaran conciencia del esfuerzo y agotamiento de sus padres para sacarlos adelante y porqué, sobre todo el padre, apenas los veía. Además de que conocieran que había muchos niños explotados y niños soldados, que no iban al colegio en otros países. 

He celebrado el 8 de marzo, (que no es el día de la mujer a secas, sino el día de la mujer trabajadora. No es una jornada festiva, sino reivindicativa) para que conocieran la brecha salarial, la doble jornada, la historia de las mujeres quemadas en aquella fábrica de Nueva York…, con palabras adecuadas a su edad … y los derechos (consolidados o no) de las niñas, ahora y cuando fueran adultas y sus peligros por el hecho de pertenecer a un colectivo vulnerable ante la violencia física o sexual de algunos hombres, dado que no pueden confiar en que los poderes públicos las protejan, como se puede comprobar en todos los asesinatos y violaciones. 

He trabajado la no violencia aprovechando que oían hablar de alguna guerra como la de Irak, en cuyos tristes días yo llevaba un pin con una paloma en la solapa como lo haría ahora si volviera a dar clase. 

He celebrado personalmente más días importantes, todos con temas transversales citados en el currículum para educar en valores, por lo que me parece absurda y decimonónica la denuncia de un padre a una maestra por no hacer una manualidad para el día del padre, o que los alumnos se la dedicaran a una persona especial, sin impedir que ese padre hiciera ese trabajito junto a su hijo-a ese día por la tarde, dedicando un poco de tiempo y esfuerzo a su vástago, valorando a la vez el esfuerzo de las-os docentes cuando trabajan y cuidan a sus hijos. 

Casualmente el día del padre en España lo inventó otra maestra: Manuela Vicente Ferrero en 1948 al darse cuenta que los padres también teníamos sentimientos y queríamos a nuestros hijos como las madres. 

Pero el tipo de familias que había en 1948 en España estaba formado por un padre y una madre, excepto cuando faltaba uno de ellos o ambos y ayudaban o se quedaban con la custodia las abuelas, tías… 

Yo, ahora estoy escribiendo en casa de una amiga que ha decidido tener una hija sin pareja, (con donante). Esta niña, el día del padre, me entregaba el regalo a mí; porque soy lo más parecido a un padre para ella, y aún de más mayor elaboraba un trabajo manual o un escrito bonito en casa, para mí en este día, cuando ya no se hacía en el colegio. Pero no todos los niños-as de familias monoparentales tienen esta suerte. La mejor amiga de esta niña tiene dos madres. No existe el padre. 

Incluso en familias tradicionales, la mortalidad, (muchas veces por suicidio), es mayor en los padres. También hay niños-as cuyos padres están en la cárcel por violencia machista contra sus madres y en la mayoría de los casos contra otros hombres (más de 300 hombres asesinados cada año por otros machos) y de los 4000 suicidios anuales, solo en nuestro país, 3000 son hombres. 

Algunos de estos hombres son o eran padres y al menos, para mi sensibilidad me parece duro que sus hijos-as celebren el día del padre cuando ha fallecido, se ha suicidado, ha sido asesinado, o algo peor: es un asesino. 

Entiendo que esta maestra quisiera celebrar el 19 de marzo como el día de la persona especial: que podía ser el padre, para quienes lo tuvieran u otra persona querida. Eso es realizar una actividad inclusiva si hizo la clásica manualidad y si solo lo explicó, también. 

No juzgo a esa docente como ha hecho un famoso cantante y presentador televisivo que se ofendió y aprovechó su fama para hacer esa denuncia pública juzgando y sentenciando a esa profesora. 

Tampoco juzgo si ese personaje se ocupó o no de las hijas de su primer matrimonio. O si es o no un buen padre. 

No solo no critico a esa docente, sino que aplaudo su sensibilidad e imaginación para resolver esta tradición en la situación actual. 

Si no fuera educador le diría «olé tus ovarios compañera» 

Lo que a mi me duele es no haber podido disfrutar del cariño de mi padre en mi infancia ya que tenía tres trabajos y no descansaba ni el domingo para procurarme techo, vestido y alimento, a mi y a mis hermanos; ya que era imposible que mi madre accediera tan sólo a uno de esos tres trabajos o cualquier otro, para que mi padre pudiera dejar alguno de esos trabajos para estar conmigo y mis hermanos. Las pocas mujeres que conseguían un trabajo fuera de casa, la brecha salarial era tan grande que de ser madres no hubieran beneficiado a sus hijos. 

¡Qué más me hubiera gustado que mi padre y yo hubiéramos disfrutado de nuestro cariño! porque el disfrute de los hijos y el de éstos del padre va implícito en los cuidaos. Mi padre no tuvo esa opción. 

De mi parte emocional se ocupó mi madre y yo me perdí el 50 por cien del cariño que necesitaba, pero mi padre se lo perdió todo. Él lo recuperó cuando lo cuidé en sus últimos años, pero mi infancia se quedó afectivamente huérfana como la de los niños que jugaban conmigo. 

Lo que a mi me ofende Sr Bertín es que 70 años después, el paro femenino es enorme, la brecha salarial sigue existiendo y en 2.023 y en democracia siga habiendo niños huérfanos del afecto paterno porque sus padres, como el mío, necesiten tres trabajos para alimentar a sus hijos y que éstos sientan la ausencia que yo sentí cuando gobernaba el gran patriarca. 

Luchar contra esta desigualdad y reivindicar compartir los cuidados de los hijos con las madres es reivindicar la paternidad y que no se ningunee la figura del padre en la parte más importante de la relación con sus hijos: la afectiva. 

La reivindicación de los cuidados por parte de los padres, conciliación laboral y familiar…, no solo la hacemos algunos padres; sino parte del mundo del feminismo, digo parte, porque es curioso que muchas-os feministas solo apoyan que los cuidados sean para el padre cuando se vive en pareja; pero tras la separación piden los cuidados para la madre. 

Es cierto que todavía y más con el exagerado paro femenino hay madres y algún padre que se han dedicado a criar a los hijos y ante una custodia compartida no tienen medios para mantener a sus hijos-as cuando les toca estar con ellos, pero eso se arregla con una compensación económica por parte del progenitor que tiene trabajo que no debería asumir toda esa parte, sino tener una ayuda del Estado, a quien le viene muy bien que estas madres hayan criado a sus hijos (por cierto sin sueldo alguno), para que ahora que trabajan, paguen las pensiones de los mayores que en el caso de sus madres reciben menos prestaciones por no haber cotizado a la Seguridad Social. Al menos, que en Estado y sus gobernantes asuman su responsabilidad económica para ayudar a estas madres en lo casos de custodia compartida. 

Ningún partido político se posiciona a favor de compartir los cuidados de los hijos tras la separación, y no es solo porque el machismo también impera en la izquierda, aunque más descafeinado, sino porque todos aspiran al sillón del mando y no piensan ayudar económicamente a estas madres sin recursos que afortunadamente no son todas porque algunas tienen trabajo. 

Esto es lo importante la paternidad, pero interesa silenciarlo y hacer publica la decisión valiente de una docente para vituperarla y utilizarla políticamente, mientras se oculta la verdadera realidad de los padres conscientes de nuestra paternidad. 

Está claro que para mí, sea o no festivo el día del padre o el 8 de marzo tienen que ser jornadas reivindicativas, mientras no consigamos la equidad. 

Poli Hernández 

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