«El hombre que (no) deberíamos ser», Octavio Salazar (Editorial Planeta, 2018) 1


Si viviéramos en un país que tuviera la sana intención de enfrentar y resolver un problema tan grave como el de la lacra de la Violencia de Género, este libro quizás, solo quizás, se repartiría y se regalaría en todos los colegios, institutos y centros de enseñanza (porque recordemos que la Educación con mayúsculas también se aprende en la escuela, y en los lugares donde empezamos desde bien pequeños a socializarnos).

Si viviéramos en un país que se declarara un “espacio libre de violencias machistas”, y que trabajara firmemente para ello, quizás solo quizás, intentaríamos atajar este problema de una manera franca y decidida e iríamos a la raíz del problema.

A entender de qué manera está construido el modelo de masculinidad actual, tan rígido y tan (omni)presente que vemos a nuestro alrededor de forma tan (pre)dominante y tan dañina (sobre todo para ellas, evidentemente, -no hay más que ver los medios de comunicación día sí, día también-).

Solo quizás, si alguna de estas dos premisas se cumpliera, no sería necesario leer un libro como éste.

Así a grandes rasgos, esto es sin duda, lo que pretende poner en bandeja una propuesta tan sencilla y tan necesaria como este libro que nos trae en esta ocasión Octavio Salazar.

El perfecto manual para ser el hombre que deberíamos ser, o dicho de otra manera más fácil todavía… El perfecto manual para el hombre que (desde luego) NO deberíamos ser.

Elige tú mismo el título que prefieras, o el ángulo o manera al que quieras acercarte a esta propuesta, urgentemente necesaria.

Quizá alguien pueda pensar que un título como éste pueda resultar grandilocuente, demasiado ambicioso en su propuesta o incluso una auténtica desfachatez (me imagino a algún hombre que desde su machismo inmóvil y reaccionario lo pensará –estoy convencido-, de ahí la necesidad de tantos y tantos libros de masculinidades que están surgiendo últimamente).

¿Quién es el hombre que se “atreve” a decirnos a los demás hombres como tenemos que ser o dejar de ser?

Un hombre dirigiéndose a otros hombres y de esta manera tan franca, directa y decidida.

¡¡¡Por fin!!! 🙂

Que el feminismo deje de ser esa idea preconcebida de que es una lucha o un tema que solo interesa o debe implicar únicamente a las mujeres.

Que después de 3 siglos tratando de mirar hacia otro lado como si “esto” no fuera con nosotros, deje de ser la tónica y la desesperanza general en el ámbito masculino.

Que seamos capaces de visualizar y enfrentar nuestro grado de responsabilidad como hombres, en esta sociedad tan descaradamente machista que entre todos hemos construido o hemos ayudado a construir a nuestro alrededor (aunque sea solamente “ayudada” con nuestro silencio y apatía cómplices).

La desigualdad y la discriminación a la que históricamente siempre se ha sometido a las mujeres es algo que solo se puede disimular en un contexto histórico que siempre nos han contado desde la perspectiva del que hace la trampa que cuenta la historia, «su» historia, a la manera de los vencedores o privilegiados.

Una injusticia histórica pero inconcebible a estas alturas, en pleno siglo XXI, y que no es de recibo que a día de hoy que esté todavía sin resolver y apenas brevemente esquematizada o dibujada a grandes rasgos para ser alcanzada y superada en las próximas décadas o siglos…

¿De verdad esta necesaria revolución va a tardar tanto en llegar?

Dicen que la gran revolución del siglo XXI es la de los hombres (después de todos los avances que las mujeres han ido consiguiendo con sus propios y únicos esfuerzos en cuanto a derechos conseguidos y reivindicados durante al menos todo el siglo XX, gracias a un feminismo que se ha conseguido «colar» en primera línea de batalla y de actualidad a día de hoy).

¡¡¡Otra vez los hombres de protagonistas de otra GRAN revolución!!!

¡¡¡Qué miedo!!!

Trato de ponerme en la piel de las mujeres, y no me extraña que se les disparen todos los miedos, rechazos, susceptibilidades y demás preocupaciones.

Como lo hagamos igual de bien que todas las anteriores (revoluciones), estamos y estáis (vosotras) apañadas.

Solamente voy a permitirme (espero que el autor también me lo permita) hacer un pequeño spoiler del contenido de este libro.

Si quieres ponerte a prueba, saber hasta qué punto necesitas de la lectura de este libro, si necesitas ubicarte de forma más precisa, si quieres preguntarte hasta donde llega tu aparente conciencia del problema, trata de elegir en cuál de estos 4 grupos estás situado, y lo que es más importante, a qué grupo estás dispuesto a llegar y/o alcanzar (con trabajo y esfuerzo, claro, no solo de palabra):

 

  1. Varón que no solo mantiene y reproduce los esquemas patriarcales de toda la vida, sino que construye todo un discurso legitimador de su reacción frente al progresivo avance femenino (y feminista -me atrevería a añadir-).
  2. Hombre que sin aparentemente protagonizar movimientos reaccionarios contra el feminismo, se mantiene inmóvil en la comodidad de quien sustenta el poder (y los privilegios).
  3. Varón que ha modificado algunos de sus actitudes y comportamientos acercándose a formas de masculinidad diversa. Replanteándose su lugar en el mundo, protagonizando nuevas formas de paternidad y adentrándose en territorios de corresponsabilidades bien entendidas y compartidas.
  4. Hombre que asume la lucha por la igualdad, que inicia una revisión crítica de su identidad, tanto en lo personal y privado como en su lugar en el espacio público y colectivo.

 

Si no lo tienes del todo claro, si crees que tu actual posición bascula entre dos grupos, no importa.

Acércate al espejo más próximo que tengas.

Por un momento elimina y destierra todas esas máscaras con las que salimos a la calle a diario.

Trata de traer a tu presencia tu propia identidad masculina.

Pregúntate si tu deseo es adaptarte simplemente a una realidad nueva que se avecina, o si por el contrario quieres cooperar a transformarla radicalmente.

Desde una necesaria revisión interior.

Pero con ganas de proyectar hacia el exterior, hacia el espacio público durante tanto tiempo controlado y manipulado (masculinamente), un nuevo modelo político y cultural que necesariamente haga saltar por los aires un patriarcado que no solo ha venido sometiendo a las mujeres, sino que no nos ha permitido crecer y expandirnos de la forma en que nos hubiera gustado (pregúntate cuanto de verdad tiene en ti este cuestionamiento y saca las oportunas conclusiones).

No sigamos construyendo masculinidades basadas en la sumisión de las mujeres para confirmarnos como individuos omnipotentes y omnipresentes.

Eliminemos la violencia como parte de nuestra identidad.

Aprendamos a utilizar la palabra y las emociones como herramientas adecuadas para enfrentarnos a las situaciones complejas que cada día se nos van presentando.

Empecemos a construir nuestra identidad en positivo no en negativo.

Aceptemos de una vez por todas que nuestra fortaleza es la asunción de nuestra vulnerabilidad.

Y así con todo…

Con tantas y tantas cosas que nos quedan por entender, comprender, cambiar y transformar.

Todas y cada una de estas premisas (y muchas otras más), son las que nos sirve en bandeja este libro de una manera fácil, amable y conciliadora.

El hombre que estoy seguro a todos nos gustaría ser.

Empecemos.

 

 

Víctor M. Sánchez López

Promotor para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres

Co-autor del libro «Diálogos Masculinos. La masculinidad tarada»

Miembro de la Asociación Círculos de Hombres


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Una idea sobre “«El hombre que (no) deberíamos ser», Octavio Salazar (Editorial Planeta, 2018)